En actividad desde 1930, en la misma casa donde abrió sus puertas por primera vez, Mirilia nos recibió con la cordialidad y el encanto propia de las y los sicilianos.
Este sitio es un punto cultural de encuentro para numerosos escritores, lectores e intelectuales que, generación tras generación, lo habitan alrededor de historias, talleres y libros.
Allí quedaron algunos ejemplares de «Il giorno che sequestrarono Puccio», de Gustavo Menéndez, como así también una puerta abierta para el catálogo por venir.